Retroceder más de dos milenios

Las Fiestas de Carthagineses y Romanos, también llamadas La Gran Fiesta del Mediterráneo, se celebran durante la segunda quincena de Septiembre en la casi trimilenaria ciudad de Cartagena.
En ella se recrean los hechos acaecidos entre el año 223 y el 209 a.C., parte de nuestra historia más brillante: de cómo los carthagineses se establecieron en la Península Ibérica, de cómo hicieron de Cartagena (Qart-Hadast), la capital de un nuevo imperio y de cómo el otro gran imperio de la época, Roma, conquistó esta ciudad y creó con ello el principio de la desaparición del mundo púnico.

Tres son las asociaciones bajo cuyo manto se llevan a cabo las Fiestas: la Federación de Tropas y Legiones, máximo órgano de Gobierno y dirección festero y que engloba a las cincuenta tropas y legiones existentes. El Consejo Carthaginés, y el Senado Romano que acogen a las veinticinco tropas carthaginesas y a las veinticinco legiones romanas respectivamente.

Las tropas y legiones son artífices de actos basados en la historia de la ciudad y de grandiosos desfiles, en donde espectadores y participantes retroceden más de dos milenios para vivir en la calle unos actos históricos de los que Cartagena se siente orgullosa.

Parte del éxito de estas fiestas se debe sin duda al campamento festero, un recinto en el que cada uno de los cincuenta grupos que forman las fiestas decoran una parcela con entrada libre e instalan en ella un bar en el que se pueden degustar tapas y licores típicos de la comarca. De esta forma el campamento se convierte en una gran ciudadela ambientada en la época donde el arte y la simbología de Roma y Carthago presiden todas las construcciones, y en donde se puede compartir mesa con el mismísimo General Escipión, tomar una copa con el General Aníbal, y presenciar el secuestro de alguna doncella o la invasión de los campamentos por parte de los guerreros de Roma y Carthago.

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